Pendientes de plata de primera ley con perlas negras de agua dulce cultivadas rodeadas de pequeñas circonitas transparentes. Las perlas están formadas por nácar, que tiene unos atractivos reflejos irisados que destacan sobre su color base, un blanco brillante que hace muy atractivas a estas joyas. La plata empleada en esta pieza es plata de primera ley de 925 milésimas con sello (punzonado) de garantía. Las perlas son gemas formadas por nácar, un agregado de cristales microscópicos de aragonito, dispuestos en capas concéntricas de tal forma que cuando la luz las atraviesa nos devuelven unos atractivos reflejos irisados que destacan sobre su color base, un blanco brillante que hace muy luminosas a estas joyas. Esta sustancia, muy utilizada en joyería, se crea en la superficie interna de los caparazones de alguno moluscos, por lo que podríamos decir que es una sustancia inorgánica (mineral) de orígen orgánico. En este caso, las piezas son cultivadas, su forma es simétrica y bien proporcionada y su superficie es suave, por lo que reflejan la luz de forma más uniforme. Los cierres son con mariposas de plata a presión.
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